El fin de la segunda guerra mundial, la rendición del Imperio Japonés, 14 - 15 de agosto de 1945

 

El anuncio oficial de rendición del Imperio Japonés se realizó el 15 de agosto de 1945, en Japón pero debido a la diferencia horaria, el 14 de agosto de 1945 fue el día que se anunció en los Estados Unidos y en el resto del continente Americano.

Firma oficial de rendición de Japón
Firma oficial de rendición de Japón el 2 de septiembre de 1945


   El gobierno japonés, recibió dos devastadores impactos atómicos el lunes 6 de agosto y el jueves, 9 de agosto de 1945 en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki respectivamente. Estos acontecimientos no sólo sentenciaron el final de la segunda guerra mundial, sino también el final para aproximadamente trescientas mil almas japonesas. El par de bombas atómicas lanzadas por el gobierno de Estados Unidos en el territorio japonés significan hasta el día de hoy, los únicos ataques nucleares registrados en la historia de la humanidad.

    Un día después del segundo ataque nuclear, el viernes, 10 de agosto de 1945, el gobierno japonés comunicó su intención de rendirse en virtud de la Declaración de Potsdam. No obstante, el anuncio oficial de rendición se realizó el 15 de agosto de 1945, en Japón pero debido a la diferencia horaria, el 14 de agosto de 1945 fue el día que se anunció en los Estados Unidos y en el resto del continente Americano.

   A continuación, extractos del texto leído por el emperador japonés Hirohito el día miércoles 15 de agosto de 1945:

... a pesar de que todos han dado lo mejor —la lucha valiente del ejército y de las fuerzas navales, la diligencia y dedicación de Nuestros servidores del Estado y el servicio devoto de Nuestros cien millones de súbditos—, la situación de la guerra no se ha desarrollado necesariamente en provecho de Japón, mientras las tendencias generales del mundo se han vuelto contra su interés.

Además, el enemigo ha empezado a utilizar una bomba nueva y muy cruel, cuya capacidad de provocar daño es realmente incalculable, provocando la muerte de muchas vidas inocentes. Si continuáramos luchando, no solo tendría como resultado el colapso y destrucción de la nación japonesa, sino que también conduciría a la completa extinción de la civilización humana.

Siendo así el caso, ¿cómo vamos nosotros a salvar a nuestros millones de súbditos, o a expiarnos ante los espíritus benditos de Nuestros Ancestros Imperiales? Ésta es la razón por la que hemos ordenado la aceptación de las disposiciones de la Declaración Conjunta de las Potencias.

Las dificultades y sufrimientos a los que Nuestra nación quedará sujeta de ahora en adelante serán ciertamente enormes. Somos plenamente conscientes de los sentimientos más profundos de todos vosotros, nuestros súbditos. Sin embargo, es de acuerdo a los dictados del tiempo y del destino que hemos resuelto preparar el terreno para una gran paz para todas las generaciones que están por llegar, soportando lo insoportable y sufriendo lo insufrible.






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